Los encantos de una isla, Menorca y sus villas

Para mucha gente, irse de vacaciones a una isla es algo mágico, puro exotismo de costas y mar. En parte es cierto, pues difícilmente vamos a encontrar una isla...
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Para mucha gente, irse de vacaciones a una isla es algo mágico, puro exotismo de costas y mar. En parte es cierto, pues difícilmente vamos a encontrar una isla sin playas en las que desaparecer, ni océanos que contemplar. Sin embargo, muchas ciudades ofrecen también otro tipo de diversión, pues no son ni mucho menos, localidades despobladas. Por ejemplo, en las Islas Canarias hay ciudades grandes con numerosos restaurantes, tiendas de ropa, centros comerciales, bares y restaurantes. Si nos vamos de vacaciones a una isla, queremos disfrutar del sol y darnos un baño. También queremos ver naturaleza. Pero seguramente, de vez en cuando, tengamos ganas de ir de turismo por una de estas grandes y bonitas ciudades.

No obstante, hay que aceptarlo: el mar, la costa, es una prioridad. Por eso, dedicaremos un tiempo a buscar alojamiento lo más cerca posible del Atlántico, si acabamos en Canarias; o del Mediterráneo, si visitamos las Baleares. En este sentido, alquilar una casa en Menorca es una opción fantástica para aquellas personas que se vayan de vacaciones con sus familias o, por otro lado, tengan la necesidad de sentirse literalmente «como en casa». Obviamente, no hay nada más cercano a esa sensación que alquilar una casa de lujo en Menorca, con el añadido de que, además, seguramente sea mucho más grande y espaciosa que la casa en la que vivimos. De hecho, generalmente las personas que escogen esta opción, incuso disponen de piscina.

Sin embargo, está en nuestra mano elegir el alojamiento que más se adapte a nuestras necesidades. Aunque las villas de Menorcason estupendas, tal vez nos interese también estar lo más cerca posible de los centros urbanos. Sin embargo, el transporte público siempre facilita las conexiones con el sitio en el que nos alojamos y el lugar que queremos visitar. En cualquier caso, eso es cosa nuestra. Nosotros decidimos cómo, cuándo y de qué forma transcurrirán nuestras vacaciones. Al fin y al cabo, son días en los que nos permitimos vivir como queremos vivir y ser un poco más felices. Para volver a la rutina, está el resto del año.

 

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