El 11 de septiembre de 2018, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó un informe estadístico acerca del panorama educativo de 2018. Según los datos presentados y corroborados por dicho informe, el 34% de los jóvenes en edad adulta del país no alcanza la educación secundaria superior.
Esto supone aproximadamente un cuarto de la población joven adulta total de todo el territorio Español y, lo más importante de todo, demuestra que hay una herencia educacional, pues los jóvenes en cuestión suelen provenir de familias que también carecen de dicho nivel en su educación.
El origen del problema es multicausal. Hay, por un lado, niveles socioeconómicos que no podemos pasar por alto. Cada vez son más las familias que recurren a paquetes de financiación externa para poder proveer a sus hijos de la educación que necesitan. De hecho, y según un estudio del comparador de créditos online WannaCash.es, es una de las motivaciones principales a la hora de solicitar minicréditos.
Sin embargo, el contexto social y cultural también influye, verificándose una prevalencia de las presiones familiares ejercidas a los hijos por parte de sus progenitores. En familias que presentan un nivel socioeconómico medio-alto, predominan las insistencias para que sus hijos e hijas estudien carreras universitarias, consideradas el colofón de un statu quo elevado. Si tenemos en cuenta que por regla general esta presión familiar está ausente en familias de poder adquisitivo bajo, podemos entender muchas cosas.
Es importante remarcar, por otro lado, la cuestión de género en los datos aportados por la OCDE, pues las estadísticas demuestran que los chicos abandonan antes que las chicas. La lógica afirma, por tanto, que en el panorama laboral en ciertos sectores debería haber una mayor presencia femenina, considerando las diferencias porcentuales en materia educativa. Sin embargo, son muy pocas las que finalmente alcanzan puestos de responsabilidad. Esto corrobora la existencia de un techo de cristal por razones de género.
Es importante estudiar la evolución del panorama educativo de aquí a 2019 y establecer una comparativa. Una cosa es segura: las diferencias económicas entre familias son el factor determinante.
