Nuevo gobierno, mismos problemas.

Durante las últimas semanas, el tema candente en España ha sido el cambio de gobierno. Para muchos, sigue siendo la noticia del mes, incluso del año. Es más, podríamos...
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Durante las últimas semanas, el tema candente en España ha sido el cambio de gobierno. Para muchos, sigue siendo la noticia del mes, incluso del año. Es más, podríamos afirmar que es la noticia estrella de los últimos años en cuanto a política interior. Al fin y al cabo, nos ha gobernado el mismo partido político desde hace años, y es lógico que esté en boca de todos los ciudadanos cualquier tipo de cambio.

En cualquier caso, la ideología política de cada persona es un mundo y la cuestión no es debatir sobre a quién votamos, o qué partido nos representa mejor. De hecho, debemos hablar de un problema acuciante que no va a solucionarse de la noche a la mañana independientemente de la persona que ejerza la presidencia o del logotipo del colectivo al que representa. Ese problema es el desempleo, y está ligado al salario mínimo interprofesional.

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No cabe duda de que en este país algo falla. Tal vez no hayamos sabido gestionar ciertas situaciones, entre ellas la influencia de la crisis mundial, cuyos retazos aún duran, de no hace demasiados años. La cuestión es que muchos jóvenes universitarios disponen de un currículum brillante pero son incapaces de encontrar empleo en aquello en lo que se han formado.

Tener un trabajo, un derecho fundamental en la vida de las personas, ha pasado a ser un ideal al que aspirar, uno que muy pocos alcanzan. Conceptos que a nuestros padres les parecían normales, como el de calcular hipoteca o tener una pensión digna, empiezan a sonar a recompensas de un pasado remoto a las personas que tienen treinta años o menos. No debería ser así, nadie debería vivir así. Trabajar, vivir, es un derecho universal inapelable, como estudiar y tener acceso gratuito a la sanidad.

Hay alternativas útiles, pero el problema de raíz sigue ahí. Mientras encontramos empleos precarios, ahorramos como podemos o solicitamos créditos online, deberíamos empezar a pensar en devolver a las personas jóvenes, a esta generación injustamente tratada como generación de personas vagas, esos derechos que otros hombres y mujeres de más edad tuvieron para sí.

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