Por Pedro Taracena Gil
“La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha realizado un requerimiento a Atresmedia y Mediaset para que en sus programas tipo magacín y tertulias eviten la emisión de contenidos que puedan suponer incitación al odio, respeten el honor, la intimidad y la propia imagen de las personas y el deber de diligencia en la comprobación de la veracidad de la información de los contenidos que emiten, según lo que indica la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de Comunicación Audiovisual (LGCA)”.
El Régimen del 78 no está preparado para tirar la primera piedra, en casi ninguna de las materias que podrían servir para evaluar a políticos y ciudadanos. Pero si hay un estamento que practica todos los vicios posibles, en el desarrollo de su función son los Medios de Comunicación, tanto de titularidad pública como privada. La entradilla de este artículo es una auténtica oda al cinismo la hipocresía y al servilismo a los poderes públicos.
La Transición creó una clase social que englobaba la Oligarquía Financiera, el Oligopolio Energético, el IBEX-35, los Bancos, la Patronal, la Clase Política, los Poderes del Estado y los Medios de Comunicación. Todos ellos cobijados bajo las alas de la Corona, cual gallina clueca que empolla los huevos. Esta situación fue, es y será lo que se viene denominando como La Casta, aunque nadie se identifique con este peyorativo epíteto. La versión oficial vendría a denunciar que este planteamiento tiene mucho de simplista e interesado. Pero por el hecho de pertenecer al grupo dominante no es creíble cualquier crítica que proceda de este poderoso exclusivo y excluyente Club. La evidencia es muy simple La Casta que asaltó el poder en 1936 es quien ostenta todos los poderes del Estado. El Ejército y la Iglesia aportaron los sentimientos y las emociones con los cuales manipularon al pueblo. Sin excluir el miedo, el odio y el engaño. Franco sin la ayuda del Capital no hubiera ganado la partida a la República. ¿Quiénes reconocieron la Dictadura de Franco en primer lugar? Los Estados Unidos de América y el estado de El Vaticano, La Santa Sede.
Pero volviendo al enunciado de esta columna, los emisores de tal requerimiento dan la sensación de que son fieles guardianes del artículo 20 de la Constitución Española. Pero los Medios de Comunicación estuvieron siempre a favor del poder económico. El mismo que apoyó el Golpe y ayudó a ganar la Guerra Civil (Cruzada de Liberación Nacional). El mismo poder que administró la Dictadura (Movimiento Nacional), como si de un botín de guerra se tratara y el mismo poder que tuteló la Constitución; construyendo una farsa de referéndum para cumplir con lo pactado con Franco que era traer a los Bobones de nuevo a España. Con el miedo y el odio se manipuló la situación. Y vendieron el panegírico de que el Rey había traído la democracia a España. Esta falacia nos la cuenta ahora hasta el mismo Pedro Sánchez.
Abundando en el mencionado enunciado Los Medios de Comunicación en España han estado cautivos desde siempre y han servido al mismo dueño, el capital. Es verdad que ha habido un espectro de líneas editoriales de cierta pluralidad política, pero sin pasar las líneas rojas de la Monarquía, la Oligarquía Económica y el Oligopolio Energético, el Ejército y los defraudadores de Hacienda. Dos periódicos que pretendieron ser independientes: Liberación y Público fueron aniquilados in misericorde.
Estos guardianes del artículo 20 de la Constitución gozan de todos los vicios de la prensa podrida. La prensa española no es independiente del poder. Los periodistas son impostores del periodismo. Los tertulianos son incultos y secuaces de los partidos de La Casta. Las redacciones de prensa son polea de trasmisión de los canales de televisión y de radio. Practican un corporativismo escandaloso con ausencia total de crítica y autocrítica. Los Medios de Comunicación en España han copiado el formato de propaganda del NODO de Franco, el que fue Caudillo de España por la Gracia de Dios. El Régimen del 78 ha dejado impune el Genocidio Franquista y la prensa sigue sin pronunciarse. La impunidad de la Dictadura es un escándalo de dimensión mundial y la prensa sujeta la vela en esta procesión de hipócritas cómplices de tanto crimen.
En resumen, cuando alguien en España evoca el sentimiento religioso, la incitación al odio, el respeto al honor, las injurias a la Corona o la falta de respeto a los símbolos naciones: el himno, la bandera o fotografías del Rey, estamos reivindicando emociones y sentimientos, no derechos constitucionales. Estas manifestaciones contenidas en el párrafo que encabeza este artículo, lejos de obrar como en Derecho corresponda, supone una interpretación torticera bajo el prisma del Maridaje Iglesia-Estado y la Alianza Trono-Altar.
