Las palabras «asesor fiscal» suenan muy complejas para la mayoría de la gente. Lo son, pero, en contra de lo que muchas personas desconocedoras de la profesión suelen creer, su existencia no se debe a una necesidad imperiosa de hacer más difícil la vida administrativa de los ciudadanos y las ciudadanas, sino todo lo contrario: más fácil. Porque los asesores fiscales, también asesores tributarios o de impuestos, trabajan con el objetivo de servir de representante a personas físicas y jurídicas en el cumplimiento de sus obligaciones para con la Agencia Tributaria. De ese modo, cualquier persona que tema equivocarse con estas gestiones puede respirar tranquilo o tranquila, sabiendo que sus asuntos tributarios están en buenas manos.
Los asesores fiscales trabajan en todas las ciudades y núcleos urbanos del país y pueden contratarse como autónomos independientes o como miembros de agencias de publicidad. Es muy habitual encontrar múltiples oficinas de asesores fiscales en Madrid y Barcelona porque son las principales ciudades del país, pero también proliferan las asesorías fiscales de Leganés o las agencias de asesores fiscales en Canarias, por citar solo dos ejemplos. En definitiva, estos profesionales no operan solo en las urbes más pobladas, sino que es posible encontrarlos en aquellas con un menor número de habitantes. Al fin y al cabo, todo el mundo tiene la obligación de pagar impuestos.
Tanto las gestorías de Leganés como las de Madrid, Barcelona, Canarias y el resto de lugares, existen para prestar asesoramiento jurídico y administrativo tanto en persona como a través de un teléfono, si bien esto último, es más utilizado para concertar citas. Lo importante es recordar esto: una asesoría de Leganés o, de cualquier otro lugar, prestará el mejor servicio posible a aquellas personas que no se sienten capacidades para abordar las complejidades lingüísticas y estructurales de los principales documentos tributarios de España. Un error podría ser fatal y podría suponer una pérdida de dinero de relativa importancia o, como mínimo, un empeoramiento de una situación que podría haberse resuelto con mayor facilidad. Los asesores fiscales evitan todos esos problemas, y, por eso, su labor siempre será inestimable.
