JOHN SINGER SARGENT: EL RETRATISTA QUE NO SUCUMBIÓ AL MODERNISMO

Durante su carrera, creó cerca de 900 pinturas al óleo y más de 2.000 acuarelas, así como innumerables bocetos y dibujos al carboncillo. Además de ser el retratista de...
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Durante su carrera, creó cerca de 900 pinturas al óleo y más de 2.000 acuarelas, así como innumerables bocetos y dibujos al carboncillo.

Además de ser el retratista de más éxito de su generación, su obra documenta sus viajes a lo largo del mundo.

 
Autorretrato

El joven Sargent

Antes de que John naciera sus padres habían tenido otro hijo que murió a la edad de dos años. Esto, provocó una crisis nerviosa en su madre, por lo que su padre, cirujano ocular estadounidense, decidió viajar para que ella se recuperase. Nunca más pararían. Aunque con residencia habitual en Paris, siempre estarían trasladándose de una ciudad a otra del mundo en busca de playa o montaña según la estación del año.

Es por ello que en 1856, cuando John Singer Sargent vino al mundo, sus padres se encontraban en Florencia, donde se detuvieron debido a una epidemia de cólera. Después vendrían otros cuatro hijos más, de los cuales sólo dos llegarían a la edad adulta.

El padre de John, que veía como su mujer mejoraba, aceptó renunciar a su puesto de cirujano en Filadelfia para llevar una vida modesta y tranquila, evitando actos sociales y a otros estadounidenses excepto a los amigos del mundo del arte, ya que ella era una artista aficionada y él mismo un diestro dibujante de medicina.

El pequeño John era un niño inquieto y no buen estudiante (su educación nunca fue muy completa, pero fue un hombre culto y cosmopolita experto en arte, música y literatura y que hablaba con facilidad, además de inglés. francés, italiano y alemán), debido quizás a su vida itinerante, pero sus padres le animaron a coger el pincel para que dibujara la excursiones que realizaba.

 
Madame X

Al joven Sargent aquello le gusto. Trabajaba con esmero sus dibujos, copiaba imágenes, y realizaba detallados bocetos de paisajes, destapándose en él a un posible artista.

Esta faceta animó a sus padres que a los trece años le llevaron a que recibiera lecciones de acuarela del paisajista alemán Carl Welsch.

Con diecisiete años ya tenía conocimiento, y había aprendido a admirar, a grandes maestros como Tintoretto, Miguel Angel y Tiziano.

Formación y carrera profesional

No pudo entrar a estudiar en la Academia de Florencia, debido a que ésta estaba reorganizándose por lo que entonces regresó a París y comenzó sus estudios de arte con un joven retratista francés Carolus-Duran. Este era conocido por su técnica enérgica y su modernos métodos de enseñanza. Con él estuvo cuatro años (1874-78) y su influencia fue clave para Sargent (también recibió clases de Léon Bonnalt).

También en 1874 consiguió ser admitido en la prestigiosa École des Beaux-Arts, donde recibió clases de dibujo, incluyendo anatomía y perspectiva.

Pero Singen Sargent, además, también dedicó mucho tiempo al estudio por su cuenta, dibujando en museos y pintando en un estudio.

Pronto, el dominio del francés de John S. Sargent y su talento lo llevaron a ser popular y admirado. También conoció a personalidades del mundo del arte como Degas, Rodin, Monet o Whistler.

 
Rockefeller

Al principio Sargent se centró sobre todo en la pintura de paisajes, dado que los encargos de pinturas históricas, consideradas por aquel entonces las más prestigiosas, era difíciles de conseguir. Pero no tardó en percatarse de que los retratos eran la mejor manera de hacer carrera y conseguir éxito en el mundo del arte.

Con veintiún años consiguió que su primer retrato (su amiga Fanny Watts) fuera exhibido en el Salón de París de 1877. Pero esto sólo fue el principio ya que fue admitido más veces en el Salón (recibiendo incluso algunas medallas) y con ello ganarse muy bien la vida ya que no le faltaron encargos de retratos.

A los veintitrés años Sargent visita España. Allí estudia la obra de Velásquez, absorbiendo su técnica y recogiendo ideas para sus futuros trabajos.

Pero este viaje dio más frutos. Se enamoró de la música y el baile español (él también tenía talento para la música, convirtiéndose en un ferviente defensor de compositores modernos), lo que se tradujo en su temprana obra maestra El Jaleo (1882).

Después viajó a Italia donde realizó bocetos de escenas callejeras venecianas para retratos posteriores.

 
Mrs. Henry White

A su regreso a París le llovieron los pedidos de retratos (también pintó a amigos y colegas) que con constancia y energía realizaría durante los siguientes veinticinco años. Sus refinados modales y el dominio del francés hicieron destacar rápidamente su fama y prestigio (tenía elevadas tarifas e incluso rechazó clientes).

Los retratos y la dama del tirante

Los expertos aseguran que los mejores retratos de Sargent realzan al individuo y personalidad de su modelos, notándose con ello la influencia de su admirado Velásquez, influencia que se hace notar claramente en su obra  Las hijas de Edward Darley Boit (1882), donde se perciben reminiscencias de Las Meninas.

Las composiciones y la iluminación no habituales de sus obras dan lugar al llamativo efecto tan apreciado en sus retratos.

El cuadro de Sargent que actualmente está considerado como uno de sus mejores, Retrato de Madame X (Madame Pierre Gautreau, 1884) es. Sin embargo, fue en su tiempo, sin embargo, la más controvertida. Cuando se mostró en el Salón de París de 1884 generó tal reacción negativa (su escote, la piel blanca y la arrogante y altiva posición de la cabeza, pero sobre todo el tirante caído que incrementaba su efecto sensual) que Sargent se trasladó a vivir a Londres y pensó seriamente en dejar la pintura para dedicarse a la música o los negocios.

El lienzo fue sin duda un experimento arriesgado de Sargent, aunque en la época no tuvo el efecto que él hubiese deseado. No fue un retrato de encargo sino que, a diferencia de lo que era habitual, Sargent se lo ofreció a la retratada a través de un conocido común: «Tengo un gran deseo de pintar su retrato y tengo razones para pensar que ella lo permitiría, y está esperando que alguien se lo proponga como un homenaje a su belleza… debes decirle que soy un hombre de un talento prodigioso».

 
Hijas de Edward Darley

Le llevó alrededor de un año el completar la pintura, y tras las críticas cambió el tirante, intentando enfriar las reacciones, pero el daño ya estaba hecho. Los encargos en Francia disminuyeron considerablemente.

Antes del escándalo de Madame X en 1884, Sargent había pintado bellezas exóticas como Rosina Ferrara de Capri o la modelo española expatriada Carmela Bertagna, pero estas primeras pinturas no habían sido destinadas al gran público. Sargent mantuvo la pintura en su estudio de Londres hasta que lo vendió al Metropolian Museum of Art en 1916, pocos meses después de la muerte de Madame Gautreau.

En Londres volvió a encontrar la veta de los retratos de encargo, por lo que se trasladó allí definitivamente en 1886. En un principio, la crítica británica no fue favorable a Sargent, echándole en cara su forma afrancesada de pintar. Pero pronto consiguió ganarse la admiración de los clientes y críticos ingleses.

Un toque impresionista

Aunque Sargent no es un pintor impresionista, en Londres, en la década de los 80, realizará diversas pinturas de la campiña inglesa con las técnicas propias de este movimiento, logrando exitosos resultados (Claude Monet pintando en el linde de un bosque). Tambien acudió a diversas exposiciones de pintura impresionista y compró obras de Monet para su colección privada.

 
Calle de Venecia

Su primer gran éxito en la Royal Academy fue en 1887, con Clavel, lirio, lirio, rosa, un lienzo de gran tamaño pintando al aire libre, que representa a dos niñas encendiendo linternas en jardín en Broadway (Worcestershire). Esta pintura fue inmediatamente adquirida por la Tate Gallery.

Su primer viaje a Nueva York y Boston como artista profesional en 1887-88 dio lugar a más de veinte importantes encargos y a su primera exposición individual, en Boston,  en la que mostró veintidós obras.

De vuelta a Londres, Sargent volvió a estar muy atareado, realizaba una media de 14 retratos al año, y no tenía ayudante. Él mismo realizaba todas las tareas: preparaba los lienzos, daba barniz, preparaba fotografías, envíos y documentación. Su tarifa era de unos 5.000 dólares por retrato (aproximadamente 130.000 actuales). Algunos clientes estadounidenses viajaban incluso a Londres para conseguir que Sargent los retratara.

Sargent fue elegido como asociado de la Royal Academy y paso a ser miembro de pleno derecho tres años después.

Tal era su fama que, entre otros, Asher Wertheimer, un acaudalado marchante de arte residente en Londres, encargó a Sargent una docena de retratos de su familia, el mayor encargo de un único cliente que obtuvo el artista. Wertheimer legó la mayor parte de estas obras a la National Gallery.

En la cuarentena decidió bajar su ritmo de trabajo y dedicarse a viajar más, pero finalmente volvió a su ritmo habitual realizando, además de decenas de retratos al óleo, cientos de retratos dibujados, con un precio aproximado de 400 $ cada uno.

 
Beduinos

En 1907, contando con cincuenta y un años, Sargent cerró oficialmente su estudio y pintó su modesto y serio autorretrato, el último, para la famosa colección de autorretratos de la Galería Uffic de Florencia. Ese año declinó la concesión del título de Sir y decidió, por el contrario, mantener su ciudadanía estadounidense.

A partir de 1907 Sargent abandona la realización de retratos y se centra en los paisajes. Llegó a pintar más de 2.000 acuarelas, dejando muestra de su paso desde la campiña inglesa al Tirol, Corfú, Oriente Próximo, Montana, Maine y Florida, dando cuenta tanto de la flora como de la fauna así como de los habitantes nativos.

Como concesión a la insaciable demanda de retratos, Sargent dibujó cientos de estos en forma de rápidos bocetos al carboncillo, a los que llamó «Mugs».

La totalidad de la obra muralística de Sargent se encuentra ubicada geográficamente en la zona de Boston/Cambridge. Están en el Edificio McKim de la Biblioteca Pública de Boston, en el Museo de Bellas Artes de Boston y en la Biblioteca Widener de Harvard.

A su regreso a Inglaterra en 1918, tras una visita a los Estados Unidos, Sargent fue contratado como artista de guerra por el Ministerio de Información. En su pintura de gran formato Los gaseados y en múltiples acuarelas, pintó escenas de la I Guerra Mundial.

En 1922 Sargent fundó, junto a otros artistas las Galerías de Arte Grand Central en Nueva York, participando activamente en ellas y su academia.

Tras esto, volvió a Inglaterra, donde murió el 14 de abril de 1925 por una afección cardíaca.

A pesar de que Sargent fue muy conocido en su época, siempre fue extremadamente celoso de su vida privada, aunque algunos estudiosos de obra consideran que la vida sexual de Sargent era notoriamente escandalosa en París y Venecia y que era un obseso sexual. Pero la verdad sobre esto nunca ha sido demostrada. Algunos otros expertos, sin embargo, han sugerido que Sargent era homosexual. Se dice que tuvo relación personal con el príncipe Edmond de Polignac y el conde Robert de Montesquiou y que sus desnudos masculinos revelan una particular sensibilidad artística hacia la psique y la sensualidad masculina. Sin embargo, los que no opinan de esta forma consideran que también tuvo muchas amistades femeninas y una sensualidad equivalente en sus estudios y retratos de mujeres. La posibilidad de una aventura con Louise Burkhardt, la modelo de Dama de la rosa, es aceptado por estudiosos de la vida de Sargent.

 
Monet en la linde del bosque

Valoración de su obra

A John Singer Sangert la historia del arte le considera un pintor realista que reinterpreto con maestría y de una manera contemporánea a clásicos del género como Velásquez o Van Dyck, entre otros, lo cual no deja de ser una valentía en una época en la que el arte estaba centrado en vanguardias como el impresionismo, el fauvismo o el cubismo.

Por todo ello, fue admirado y criticado, a partes iguales, tanto como un genio del retrato como por ser considerado un anacronismo fuera de las tendencias europeas, con falta de calidad estética y muy superficial.

Después de un largo periodo crítico, la popularidad de Sargent se incrementó rápidamente desde la década de 1950 gracias al revival del arte victoriano y nuevos estudios de su obra.

Desde entonces Sargent ha sido objeto de grandes exposiciones en algunos de los principales museos del mundo. Hoy se elogia a Sargen como «el cronista sin rival del poderío masculino y la belleza femenina·. Además, sus obras se cotizan al alza y a muy alto precio.

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Periodista, blogger y escritora de contenidos.

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