EVA GONZALÈS: LA IMPRESIONISTA DISCRETA

Como a sus compañeras coetáneas, la historia del arte durante mucho tiempo le recordó más como modelo del Impresionismo que como artista.  En sus primeras obras, es clara la...
autorretrato

Como a sus compañeras coetáneas, la historia del arte durante mucho tiempo le recordó más como modelo del Impresionismo que como artista.

 En sus primeras obras, es clara la influencia de su maestro, Manet, aunque luego desarrollará un estilo propio más luminoso y apastelado con referencias impresionistas.

 
Autorretrato

Primeros encuentros con la pintura

Eva Carola Jeanne Emmanuela Antoinette Gonzalès nació en París en 1849. Su padre fue el escritor español, nacionalizado francés, Enmanuel Gonzalès y su madre la ciudadana belga aficionada a la música, Marie Céline Ragut.

Recibió una educación esmerada y desde muy joven tuvo contacto, a través de su padre (fundador de La Revue de France y primer presidente honorario de La Société des Gens de Lettres), con la intelectualidad del París de la época.

 
El soldadito

Muy temprano, Eva demostró inclinación y aptitudes hacia la pintura, por lo que su familia decidió inscribirla a los dieciséis años en el taller del pintor académico Charles Joshua Chaplin, quien desarrollaba un programa para mujeres en su estudio (más tarde también acudiría Mary Cassatt).

Discípula de Manet

Posteriormente, en 1869, Eva ingresará primero como modelo (a lo cual su padre se había opuesto) y luego como alumna en el taller de Édouard Manet. De esta manera se iniciará una relación entre ambos que perdurará hasta la muerte del pintor.

 
El despertar

Incluso, Manet realizará un retrato de Eva Gonzalés (1870) en la que se la muestra sentada y pintando una naturaleza muerta.

Aunque los datos no son del todo fiables, la historiografía cuenta que la llegada de Eva al taller de Manet provocará una tensa relación con la también pintora, alumna y modelo de Manet, Berthe Morisot.

 
La mañana rosa

Bajo la tutela de Manet, su estilo se inclinó hacia el realismo, pero con brochazos amplios e interrumpidos propios de la pintura impresionista.

Con estilo propio

Eva Gonzalés comenzó su andadura artística con composiciones formales y paisajes. Aún siendo alumna de Manet, expuso en el Salón de París de 1870 una pintura de carácter realista, inspirada en un cuadro de su maestro, titulada “El pequeño soldado”.

 
En la ópera

La influencia de Manet en la pintura de Eva es visible hasta 1872. A partir de ese momento, su estilo se vuelve más personal.

Al igual que los pintores impresionistas, en boga en esos años, Eva se inclinará por los temas contemporáneos, sencillos y las escenas íntimas y de interior en sus composiciones. Algunos de sus familiares, sobre todo su hermana Jeanne, le servirán como modelos en sus cuadros.

 
En la terraza

Por influencia de Degás se especializará en obras al pastel, técnica que le permitirá realizar  trabajos con colores mucho más suaves y formas tamizadas. De esta época, 1874, es su célebre “Mañana Rosa”, donde desarrolló la temática intimista que caracteriza al impresionismo. También del mismo año es su “Palco en el Teatro”, tema este, el del mundo del espectáculo y la noche parisina, que muestran con avidez sus colegas varones en sus obras.

 
Las zapatillas blancas

La producción pictórica de Eva Gonzalés muestra hasta el final de su corta carrera, debido presumiblemente a su temprano fallecimiento, su gran facilidad hacia el dibujo y un equilibrio entre el academicismo y el abocetamiento impresionista como puede apreciarse fácilmente en sus obras: “Sombrerera” (1877); “Lectura en el bosque” (1879); o “Paseo en burro” (1880).

 
Leyendo en el bosque

Eva Gonzalès prefirió siempre exponer en los salones oficiales (donde algunos críticos asociaban su obra a Degás) a hacerlo en las exposiciones independientes organizadas por sus colegas impresionistas.

Un final prematuro

En 1879 Eva se casó con el grabador Henri-Charles Guérard, naciendo de esta relación en 1883 su hija Julie. Sin embargo, Eva fallecería a causa  de una embolia originada en el parto (curiosamente cinco días después de la muerte de su maestro Manet) con tan sólo 34 años y una carrera, con toda seguridad, inconclusa. Está enterrada en el cementerio de Montmatre en París. 

 
La playa de Dieppe

Sus compañeros le dedicaron una exposición póstuma que se inauguró el 22 de enero de 1885, a los tres años de su muerte, en la sala «La vie Moderne», y otra fue realizada por el Salón de Otoño de 1924, en la que se reconocía la aportación de la artista al Impresionismo.

Como a la mayoría de sus compañeras coetáneas (Morisot, Cassatt, etc), a Eva Gonzalés la historia del arte le recordará durante mucho tiempo más como modelo (de Manet) que como una artista profesional con identidad propia.

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Periodista, blogger y escritora de contenidos.

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