19 marzo, 2016
1854 Lecturas
Benidorm se vistió de gala para recibir a unas de las mejores bandas mexicanas del momento, incluso la ciudad encendió su luna llena, presagiando un concierto increíble con una puesta en escena deslumbrante, tal y como nos tiene acostumbrados Maná.
Si bien, Alejandro González, batería de Maná, ya había comentado el lunes 24 de agosto que el inicio del tour «Cama incendiada» en Tenerife había sido alucinante, de un entusiasmo, encanto y entrega espectaculares que cargó las pilas de los músicos para continuar potentemente con el tour. Benidorm no se quedo atrás, pues alrededor de 12.000 personas se acostaron con Maná en su «Cama incendiada».
La Banda nos regaló a los oídos y a la vista dos horas y media de recorrido por su amplia trayectoria musical. Los mejores temas de Maná inundaron de luz y música el estado de Guillermo Amor de Benidorm.
Las 80 toneladas de equipo que trajeron desde América por barco, el management y logística, dieron un excelente resultado.
Entre el amplio repertorio que nos ofrecieron pudimos escuchar los temas más significativos de la banda, tanto del nuevo álbum como de los anteriores, e incluso temas de su primera época, llevando al concierto a su lado más íntimo, para lo cual emplearon su segundo escenario situado prácticamente en el medio del campo, que representaba una gran cama a la cual invitaron a subir a una chica, en este caso de Murcia, a cantar con ellos.
Desde la cama se desplazó la banda entre el público por un pasillo hecho al efecto a través de la zona VIP hasta el escenario, Hecho que entusiasmó de sobremanera al respetable pues pudo este tocar a los artistas con sus propias manos, todo un lujo.
Un Maná ecológico volcado en el planeta. «La Cama incendiada» es un disco delicado, de los que más le gustan a la banda, y en el que han invertido mucho tiempo, trabajo y dinero.
Espectacular el dueto Mi Verdad con una Shakira virtual realmente sorprendente, las proyecciones y la perfección con la cual se interpretó el tema.
Todo el concierto fue un disfrute para los sentidos, espectaculares los juegos de luces, proyecciones y punteos desgarradores de la guitarra de Sergio Vallín que se atrevió con Adagio envuelto en un halo de luz amarilla espectacular.
Proyecciones de coloridas calaveras mexicanas acompañaron a las melodías de canciones tan conocidas como; «Corazón Espinado», «En el muelle de San Blas», «No ha parado de llover», «Clavado en un bar»… entre otras.
Emocionante recuerdo con la canción Cuando los Ángeles Lloran a Chico Mendes, ecologista asesinado en Brasil el 22 de diciembre de 1988.
Como es habitual la banda invitó a un artista local a hacer un tema con ellos, en este caso Austin Slack de 15 años, británico de nacimiento y residente en Caravaca de la Cruz (Murcia), quien tuvo una actuación brillante.
Otro momento para recordar fue el solo de batería de Alejandro González, quien como es habitual golpeo su batería alrededor de 25 minutos de forma espectacular, y que concluyó con bebiendo una buena coronita sobre su batería, situada en una plataforma que se elevó unos tres metros sobre el escenario.
Temas más populares como El Rey, hicieron cantar y bailar a un público completamente entregado bajo la luna llena benidormí, que nos acompañó durante todo el concierto, la cual se mezclo con los rayos del sol de la canción, el himno de la banda más bien, con la que la grupo cerró el concierto Rayando el Sol, inundando de luz, humo y confeti, el escenario.
¡Íntimos, Increíbles, soberbios, espectaculares!