Antonio Cabanillas de Blas: “La juventud catalana está engañada por años de disparates, lavado de coco y mentiras”

Conversación tranquila de @jmfrancas con Antonio Cabanillas de Blas, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense, profesor numerario de la Beneficencia Municipal de Madrid, coronel médico en la...
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Conversación tranquila de @jmfrancas con Antonio Cabanillas de Blas, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense, profesor numerario de la Beneficencia Municipal de Madrid, coronel médico en la reserva del ejército del aire y escritor.

 

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JMF: Antonio, escribes de historia, ¿valoramos la historia los españoles?

Antonio Cabanillas de Blas: Poco, y cuando la ignoramos nos la inventamos, que es el triste caso de los separatistas catalanes. Yo he llegado a porfiar, en la catedral de Gerona, con una guía turística que afirmaba impertérrita que Cataluña era un Reino. No hubo manera de bajarla del burro. Alegaba que lo había visto escrito en un libro y punto.

JMF: ¿Se escriben mentiras en libros de historia?

Antonio Cabanillas de Blas: Desde luego. Para empezar, la historia es algo que nunca ocurrió contado por alguien que no estaba allí. Pero hay mentiras posibles e inventos. Cualquier acontecimiento pretérito es susceptible de varias lecturas. Cada cual arrima el ascua a su sardina. Por ejemplo: durante la guerra de los segadores, en tiempos del rey Felipe IV, los catalanistas hablan de la ferocidad de las tropas hispano-imperiales estacionadas en Cataluña para luchar contra los franceses, pero nadie dice que los segadores asesinaron al virrey.

JMF: ¿Cómo saber si en historia nos dan ‘gato’ por ‘liebre’?

Antonio Cabanillas de Blas: Es muy sencillo: solo hay que ser objetivo y consultar tratados serios escritos por historiadores serios. Fundamental es siempre contrastar opiniones, pues la verdad absoluta no existe.

JMF: Pero, la historia estudia los hechos y estos sí son verdades objetivas, ¿no?

Antonio Cabanillas de Blas: Un hecho contrastado por investigadores serios es verdad objetiva. Pero la mayoría de los hechos es difícil de contrastar. Por ejemplo: Juana la Beltraneja. ¿Fue hija de Beltrán de la Cueva? ¿Era impotente el rey Enrique IV? Cada cual arrima el ascua a su sardina, pero hay un hecho cierto: Doña Juana de Avis, aquella mujer famosa por su belleza, en ausencia de su marido el rey, pasaba muchas horas despachando con el favorito, D. Beltrán, un varón apuesto, en la soledad del castillo-fortaleza de Segovia. La infanta Isabel, prima de la reina consorte de Castilla, a sus once años, contempló muchas veces la escena. ¿Cayó Doña Juana, ayuna de hombre, en los brazos de D. Beltrán? Que cada cual saque sus conclusiones.

JMF: Antonio, ¿la historia se repite?

Antonio Cabanillas de Blas: Incuestionablemente, pero con variantes. Se trata de algo cíclico, como las crisis o los terremotos.

JMF: ¿Qué estamos repitiendo ahora?

Antonio Cabanillas de Blas: Lo sabes también como yo: algo absolutamente celtibérico, que no se da en ningún otro país de Europa: la resucitación de los antiguos odios soterrados, la vuelta al anticlericalismo decimonónico, y la aversión a todo lo que huela a señorío, religión, patria o rey. El ansia de revancha del socialismo español, su seña de identidad, se desconoce en otros lugares. El comunismo, sistema que ha periclitado en todas partes excepto en Cuba o Venezuela, no ceja en su empeño de instalarse en España. Ya gobierna, disfrazado de populismo, en Madrid y Barcelona. No hay que olvidar que nuestros socialistas son convencidos marxistas reconvertidos a la carrera, en un congreso, en socialdemócratas.

JMF: Y ¿del ‘procés’? ¿Destacarías algún precedente y sobre todo como puede acabar la cosa?

Antonio Cabanillas de Blas: Hay precedentes, desde luego: la rebelión de los segadores en tiempos del Conde-Duque de Olivares, que fue causa de su sustitución, la represión de Felipe V con motivo de la alineación de Cataluña con el archiduque de Austria y la declaración de la república catalana del 36. Entonces se daba cierta justificación que ahora no existe porque nadie recorta los fueros catalanes, al contrario: hay más libertad que nunca pues Cataluña lo tiene todo excepto ejército. La cosa puede acabar muy mal, sobre todo para Cataluña, que se empobrecería separándose de España, que es su mercado natural. Para mí solo hay una solución, pues la juventud catalana está engañada por años de disparates, lavado de coco y mentiras: cambiar la Constitución para permitir un referéndum vinculante. Si un porcentaje claro, por ejemplo el sesenta por ciento, quiere la independencia, sea.

JMF: Pero un referéndum es un cuento de nunca acabar: va uno tras otro hasta que se gana.

Antonio Cabanillas de Blas: No si se pactan las condiciones como en Canadá: sesenta años hasta el siguiente referéndum. La otra solución es una educación idéntica en toda España consensuada por un equipo de profesionales preparados de todas las comunidades. Ello es difícil, pues vascos y catalanes separatistas viven en su utopía. Cuando se cedió la educación a las comunidades se metió la pata hasta el corvejón. Para mí ya no tiene remedio.

JMF: Una Cataluña tiene futuro en la UE?

Antonio Cabanillas de Blas: Ninguno. Ya lo han dicho por activa y por pasiva todos los dirigentes.

JMF: Entonces esta solución no sirve… lo de la educación, ¿es posible?

Antonio Cabanillas de Blas: Todo es posible: juntar un historiador serio y preparado, aprobado por consenso entre todas las fuerzas políticas, por cada comunidad para relatar el pasado con objetividad, que no fue la de Franco ni la que quieren imponer ahora los separatistas. Enseñando la verdad histórica a los niños se ganaría mucho, pero, insisto, lo veo muy complicado.

JMF: ¿Falta historia en el curriculum educativo?

Antonio Cabanillas de Blas: Por supuesto. Somos un país de rica historia, que daría para cien mil películas. Los españoles somos derrotistas, trabajados por la leyenda negra antiespañola nacida en Italia durante el Renacimiento y fomentada por ingleses y holandeses. Ignoramos nuestras propias hazañas y nos creemos las patrañas inventadas o exageradas por nuestros enemigos. Por ejemplo la exageración de las calamidades de la colonización de América, hipertrofiadas por el fraile Las Casas, o el episodio de la Invencible, pintado por la historiografía inglesa como un gran desastre español cuando no fue así, como reconocen modernos historiadores en Inglaterra y España. El desconocimiento de la historia es patético no solo entre el alumnado, sino entre profesores, periodistas, locutores de radio, TV y para qué hablar de la generalidad de los políticos.

JMF: Tú con tus libros ayudas a conocerla. ¿Qué más se puede hacer?

Antonio Cabanillas de Blas: No politizar la cultura, tal como se hace nombrando director del Instituto Cervantes a un amigo de Sánchez. Y en Cataluña no perseguir o ningunear a los escritores catalanes que, en el ejercicio de su libertad, optan por escribir en la lengua de Gregorio Marañón.

JMF: Muchas gracias Antonio, un abrazo y felices libros.

Antonio Cabanillas de Blas: Gracias a ti, querido. El mejor agradecimiento sería que me hicieses el favor de leer mi última obra: «Murillo, un mago sevillano del pincel», editorial la Esfera de los libros. Vas a disfrutar conociendo la Sevilla del XVII y de camino conocerás mi prosa. Al final me gustaría que criticases la novela. Un abrazo.

JMF: Un abrazo Antonio, te haré caso, hasta pronto.

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Nacido en Manresa, (Barcelona). Licenciado en Ciencias Biológicas (UB). Ex profesor (UAB), ex editor (Editorial Labor), ex político (Ayto de L'Hospitalet y Parlament de Catalunya) y ahora periodista.

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