La soberbia se acaba pagando caro, y más si delante está el Real Madrid, un equipo herido, pero que siempre asoma sus garras. El Barcelona lo tenía todo preparado para rendir un gran homenaje a Johan Cruyff. Y lo hizo al principio, con espectacular momentos que llenaron los ojos de lágrimas de todo, daba igual que fueras o no del Barcelona, Cruyff, como dijo su hijo, “es de todos”. Pero falló durante el partido. Los de Luis Enrique pensaron que ganarían fácil tras el gol de Piqué, pero de manera inexplicable le ofrecieron al Real Madrid la posibilidad de explotar su mejor arma: el contragolpe. Los dos goles del Real Madrid comenzaron de la misma manera, sendas arrancadas de los laterales, primero Marcelo y luego Carvajal. En el 1-2 de Cristiano Ronaldo no bajó nadie a defender; Mascherano no se lo podía creer. Un reflejo de lo que ocurrió en el equipo azulgrana, que saltó al campo pensando que golearía al Madrid con facilidad, andando por momentos, y sin piedad.

Marcelo, un alma libre

Equivocado planteamiento. Como el del Real Madrid en la primera parte, donde se podía morder con cucharadas el miedo que tenían los blancos. No hubo atisbo de contragolpe, solo defensa parapetados por Casemiro, brillante en el robo, pero obtuso en la salida de balón. Fue la idea de salida de Zidane, quien pareció verse todos los partidos jugados por Mourinho en el Camp Nou, excepto, por supuesto, el del 5-0 en la primera visita del portugués a Barcelona. Lo mejor que le pudo ocurrir al Real Madrid fue el gol de Piqué, que amansó al Barcelona y liberó a sus jugadores. Especialmente a Marcelo, un alma libre que campa por todo el campo haciendo, básicamente, lo que quiere. Así llegó hasta el borde del área del Barcelona después de dejar atrás a varias jugadores azulgrana para pisar la pelota ante Mascherano y regalar un pase mortal a Kroos. Ante el 1-1 Luis Enrique no supo qué hacer, y lo que hizo fue a peor: sacó del campo a Rakitic. Desapareció el medio del campo azulgrana y apareció la padrera para los galgos Bale y Cristiano Ronaldo. El luso volvió a silenciar al Camp Nou, después del gol anulado a Bale, con un golazo. No vale una Liga como sí ocurrió hace tres años, pero deja claro que este Real Madrid, si juega con sus armas, está muy vivo. El sueño de la Undécima se ha reactivado.

Los fallos del Barcelona

Peores noticias deja en el Barcelona, que se ha mostrado débil en los duelos ante Atlético de Madrid, aunque acabó ganando, Villarreal y Real Madrid. Demasiados espacios en la defensa y un medio del campo que sufre cuando el rival aprieta. Todo lo solventa lo que tiene arriba, pero ante el Real Madrid Messi y Luis Suárez pagaron muy caro sus partidos internacionales. El argentino apenas dejó un par de destellos y el uruguayo se perdió en la batalla con Pepe. Tienen la Liga a tiro, pero deberá aprender de sus errores para la Champions si quiere superar a un Atlético de Madrid recuperado en sus sensaciones.