Es evidente que el sábado pasado el PSOE sufrió como nunca y a punto estuvo de romperse. Al final, ganó claramente una opción, y se pudieron poner en marcha los mínimos mecanismos para taponar la brecha y empezar a achicar el agua, aunque esto último tardará tiempo. La nueva gestora ha empezado a andar y, a la chita callando sin nerviosismos ni crispamientos, parece capaz de reflotar el buque. El PSOE debe retomar su rumbo ideológico al mismo tiempo que debe no ser un obstáculo irracional al gobierno de España ni ceder la oposición al populista Podemos.
Todo parece indicar que el nuevo PSOE optará, por fin, por una abstención técnica, regalándole a Rajoy el caramelo envenenado de gobernar en una minoría tan manifiesta. Muchos en el PP piensan que ahora es el momento de ayudar a hundir al PSOE, pidiéndole lo que no puede dar y forzando así las terceras elecciones que, sin duda, le pillarían con el pie más que cambiado. Otros, parece que entre estos está Rajoy, no quieren tirar demasiado de la cuerda, no fuera que esta se rompa, no olvidemos que hundir al PSOE sería revitalizar Podemos, y prefieren una migaja del PSOE, la sola abstención, y luego capear el temporal de la gobernación como se pueda.
No entiendo nada. ¿Cómo conseguirá Rajoy aprobar algo en el Congreso con el precedente habitual de tener a todos los demás poniendo pegas? ¿Alguien me lo explica?
