Pablo Romero: “Alfie era hijo de una pareja invisible para los medios de comunicación: blancos, de extracción muy humilde, jóvenes y creyentes. El sistema los detesta”

Conversación tranquila de @jmfrancas con Pablo Romero: Profesor de Antropología y Pensamiento político y social en la Universidad Internacional de Cataluña   blog: http://www.noentiendonada.es, You tube: https://www.youtube.com/channel/UCUGcEzxyMJwuOCBNnjwPDxg?view_as=subscriber   JMF:...
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Conversación tranquila de @jmfrancas con Pablo Romero: Profesor de Antropología y Pensamiento político y social en la Universidad Internacional de Cataluña

 

blog: http://www.noentiendonada.es,

You tube: https://www.youtube.com/channel/UCUGcEzxyMJwuOCBNnjwPDxg?view_as=subscriber

 

JMF: ¿Qué ha pasado con Alfie?

Pablo Romero: Bueno, contra lo que se ha escrito estos días acerca de la intrínseca maldad del Estado, definido como Leviatán hobbesiano, y máquina desalmada y ciega, en realidad hemos asistido a un episodio más de la destrucción moral de Europa. Se ha dejado morir a un niño pobre.

JMF: ¿Por ser pobre? O, ¿por ser Europa?

Pablo Romero: Resulta inconcebible creer que si el pobre Alfie hubiese sido un niño musulmán, o el hijo de un millonario cualquiera, o incluso el bebé adaptado y bendecido democráticamente de una pareja homosexual, del sexo que fuese, ese niño hubiese sido tratado del mismo modo. Alfie era hijo de una pareja invisible para los medios de comunicación: blancos, de extracción muy humilde, jóvenes y creyentes. El sistema los detesta.

JMF: ¿Pero que problema tenía que unos padres quisieran intentar salvar a su hijo? Es que no lo entiendo…

Pablo Romero: La ley británica permite expropiar la patria potestad en casos en que los padres vulneran los derechos de su hijo. Todo el mundo sabía que ese supuesto no concurría aquí, pero el tratamiento era caro, y está por medio el prurito de los médicos. Jamás pensaron que esos pobres padres plantarían cara. El mismo caso es inconcebible en España. Es un problema de esa ley.

JMF: Pero, ¿quién pagaba el tratamiento si se lo llevaban?

Pablo Romero: No lo sé, imagino que el hospital Infante Jesús. Pero en el Reino Unido decide el juez. Y el juez apeló al best interest. Es decir, a que la salud del niño estaba fuera del conocimiento de sus padres. Ese mismo caso no se hubiese dado con otros padres. Si te fijas, ya ocurrió con Charlie Ward hace un año. Mismo caso, mismos padres, misma obstinación.

JMF: ¿Por que insistes que con otros padres no, en el mismo país y con la misma ley?

Pablo Romero: Porque el asunto no es la posibilidad de curación del niño, sino la capacidad para pleitear y asustar al hospital. La repercusión ideológica de la muerte de Alfie es muy reducida: sólo los católicos, y algunos pequeños otros grupos cristianos se han movilizado. Los mass media europeos han pasado de puntillas. Apelando a la »complejidad» del asunto.

JMF: ¿Hay niños enfermos de primera y de segunda?

Pablo Romero: Pues claro. Como los sanos. Hay enfermos de primera y de segunda y de tercera.

JMF: ¿Los ricos y los pobres?

Pablo Romero: Los que forman parte de minorías demográficas que han accedido, por mor de los tiempos, al estatus de grupos de presión ideológicos. Están sobrerrepresentados cultural, política y mediáticamente. Y ejercen un control férreo sobre lo que es admisible y tolerable y lo que no. Alfie era un niño común. Blanco y pobre. Si hubiera pertenecido a cualquier minoría étnica o ideológica hubiese gozado de una atención especial.

JMF: ¿No es ricos y pobre entonces, sino lo clásico y lo progre?

Pablo Romero: No, el asunto es económico. El hijo de un Lord inglés estaría ahora en el Monte Sinaí. Al menos intentándolo. O ni siquiera hubiese trascendido su caso. Hay otro asunto del que apenas se habla: el derecho de los padres a seguir amando y cuidando de Alfie sin restricciones. Se les ha impedido a ellos estar con su hijo. Eso es lo principal. Incluso más que el derecho del crío a seguir recibiendo tratamiento médico.

JMF: Pero si a el se lo pagaban en Roma…

Pablo Romero: Lo de Roma fue el desenlace de una historia decidida muchos meses antes. Era imposible pensar que ahora darían marcha atrás. Y mucho menos tras comprobar que el niño, contra todas las previsiones, seguía vivo y luchando como en héroe.

JMF: ¿Es civilización que un licenciado en medicina o un juez decida sobre la vida de un inocente?

Pablo Romero: Eso ocurre, como decía, porque la ley permite la expropiación de la patria potestad. Pero no siempre es necesariamente negativo. Si unos padres se niegan a que su hijo reciba la asistencia médica que requiere por causas ideológicas, como el problema de las transfusiones de sangre, los jueces y los médicos deben velar por la salud y la vida del paciente, el niño en este caso. Pero es palmario que eso no ocurría aquí. Se aplicó un principio general porque no había ningún «buen motivo» para no hacerlo.

JMF: Pregunto, ¿de quién es un hijo?

Pablo Romero: Creo que esa pregunta, sobre el principio general, no explica bien lo que ocurrió con Alfie. Los padres no pueden disponer para mal de la vida de sus hijos. Pero nadie puede afirmar que ese riesgo se diese en este caso. ¿Por qué pues obstinarse en negar una atención especial a Alfie Porque cuando se decidió todo este asunto, no en abril de 2018 sino en 2017, Alfie no era más que otro caso rutinario de padres a los que el sistema ningunea.

JMF: ¿Para justificar el aborto el feto es cuerpo de la madre y para justificar este caso Alfie es hijo del Estado?

Pablo Romero: A nadie le leí tal cosa. Fue un Estado, el italiano, el que propuso acogerlo, cuando el asunto ya se hizo viral. Y en otros estados, como el nuestro, el mismo resultado es simplemente inconcebible. El asunto no fue tanto el estado como el mercado. Alfie era prescindible, porque nadie iba a reclamar su muerte ni a instrumentalizarla. Y eso lo convierte en un niño invisible.

JMS: Me suena a granja o corral todo esto…

Pablo Romero: Si el niño hubiese sido musulmán, o hijo de un millonario, no ocurre lo que ha ocurrido. De modo que la teoría, posthegeliana, sobre el estado y tal, discutible, aquí está de más. El Estado no desconecta a un Mohammed o a un March y Guisasola ni aunque se encarne el Leviathan bíblico. El discurso sobre la maldad del Estado es muy efectista, pero nada más. Pura espuma que no se sustancia en datos empíricos. La prueba es que en otros muchos Estados, desde Polonia a España, pasando por Francia, Alemania o Italia, ese mismo supuesto es inconcebible.

JMF: ¿Qué pasa en Europa que no ser rebela contra casos como este?

Pablo Romero: Vivimos un final de época. Casi de era. En esos períodos hay excedentes que sobran. Y se ponen en marcha criterios cuantitativos. Puro cálculo. Al Reino Unido la muerte de un niño pobre anónimo y sin un lobby fuerte detrás le sale mucho más barata que el dinero de la máquina que lo mantenía inicialmente o el desprestigio moral y político de reconocer que los derechos humanos básicos no se respetan. Por eso repitieron el mismo caso hasta tres veces. El de Charlie Gard no fue el primero. Pero esta vez la reacción fue global. E indignada. Por eso, y sólo por eso, han anunciado un cambio legislativo. Es triste y cínico, pero es así. El coste beneficio. Otro Alfie ahora, o en un año, sería inasumible mediáticamente y en términos de marketing. Y eso, en la posmodernidad, es lo único verdaderamente sagrado.

JMF: Gracias Pablo, que triste es eso. Un abrazo.

Pablo Romero: Otro grande.

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Nacido en Manresa, (Barcelona). Licenciado en Ciencias Biológicas (UB). Ex profesor (UAB), ex editor (Editorial Labor), ex político (Ayto de L'Hospitalet y Parlament de Catalunya) y ahora periodista.

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