LAS ELECCIONES NORTEAMERICANAS MARCARÁN EL DESTINO DE OCCIDENTE
«Es la elección [de los ciudadanos] y depende de su conducta, si serán respetables y prósperas, o despreciables y miserables como Nación. Este es el momento de su libertad condicional política; este es el momento en que los ojos del mundo se volvieron sobre ellos.» -George Washington
Lamentablemente los progresistas de hoy han perdido toda reverencia por la bandera de cualquier país al que digan representar. Traidores a sus patrias, se han vendido a los poderes globalistas, incendiarios de las sociedades occidentales. Dispuestos a todo, con tal de implantar su nuevo modelo de vida social.
Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos, dejo bien claro en su intervención que o, damos un golpe el día de las elecciones, o, perderemos el alma de la Norteamérica que conocemos y de la vida occidental judeocristiana.
En estos tiempos difíciles, necesitamos de líderes que crean en la capacidad ilimitada del pueblo, para hacer frente a cualquier desafío y defender las libertades tradicionales que tanto apreciamos.
Que estamos pasando momentos de pruebas, es bien sabido, y no solo por el Covid-19 sino, por los disturbios ideológicos a los que el mal llamado progresismo nos está abocando. El control de las oligarquías políticas y educacionales de pensamiento único se abren paso a través del totalitarismo, donde el referéndum tan buscado no hace mucho por los mismos que lo omiten no existe en estos tiempos de cambios profundos.
Como ha dicho Mike Pence, (y lo podemos extrapolar a nuestras sociedades Europeas) no se trata de ser más republicanos o demócratas, más conservador o más liberal, la verdadera elección es, si Estados Unidos, seguirá siendo Estados Unidos. Es decir, si la identidad occidental, tal como la conocemos desaparecerá o no.
Hace nueve meses, no hubiésemos imaginado los disturbios raciales por todo occidente, los actos vandálicos a las estatuas, e identidad occidental o, la llegada del virus de la china comunista. Pero todos estos problemas se encuentran entre nosotros, y nos ha alcanzado de lleno, dividiendo a la sociedad, a la política en dos bandos bien diferenciados. Pero solo puede ganar uno, no pueden coexistir dos ideologías tan antagónicas entre sí.
Si empezamos a entender alguna de las diferencias veremos a la globalización como la oscuridad y los que luchan por preservar los verdaderos valores humanos y espirituales, como la antorcha que ilumina el camino. Es el único paso para reavivar la fe de nuestros valores, el orgullo de nuestra historia y un nuevo espíritu de unidad que solo se puede realizar a través del amor a Dios y nuestra identidad.
En su último libro el escritor Arturo Pérez Reverte, escribe sobre los valores que nos han quitado: La lealtad, el honor y el orgullo, convirtiéndonos en seres mediocres.
Mientras nos hemos ido durmiendo por el camino, los progres-globalistas han planificado un mundo de idiotas, donde el influencer tiene más protagonismo que un premio Nobel. Desde el momento que personas que no son inteligentes, ni preparadas, y sin talento alguno, nada trabajadoras, alcanzan metas más elevadas que otros que si lo son. La permisividad con la que se ha tratado y alentado la mediocridad es de justo juicio. Sorprenden los datos que se dan en una sociedad avanzada como la occidental, en la que comprobamos como los pilares de nuestra civilización, en las que se fundamentaba nuestra convivencia van desapareciendo, siendo destituidas por el mal endémico de la ignorancia, la mediocridad y la imbecilidad.
Desde hace más de cuarenta años se viene gestando una nueva concepción del hombre y mujer europeo, la denigración de nuestro modo de vida, el avergonzarnos de nuestra herencia cultural, demonizar cualquier pasado glorioso. El europeo es culpable por ser blanco y cristiano, por haber circunnavegado el mundo y colonizarlo, por haber dado paso al capitalismo y defender el derecho de las personas.
Vemos como a los disidentes se les aparta y se les ejecuta metafóricamente hablando. El cometido de los medios es claro, ser el brazo ejecutor, el brazo de hierro, el adiestrador de masas, el hacedor de ruido entre las minorías (porque lo son) y hacer el máximo ruido y algarabía para que sea imposible escuchar tu voz.
Por otro lado tenemos el nuevo lenguaje de esas minorías globalistas que han sometido económicamente a los medios de comunicación, un lenguaje domado para alcanzar los fines postulados de la ideología de género. Quien asume el lenguaje del enemigo ya a claudicado, esa imposición por parte de las redes como serian Twiter y Facebook indican una afán liberticida, donde se nos dice que no se puede ser neutral. Son inquisidores, tan fanáticos que son capaces de revisar los diccionarios para obligar a la gente a expresarse como ellos quieren.
Gracias a Dios tenemos hombres como Mike Pence, que nos guían a la verdad en un mundo caótico, lleno de maldad y que declaran sin miedo:
«Soy un cristiano, un conservador, y un republicano, en ese orden», subrayó como contundente declaración de principios al aceptar la nominación como candidato a la vicepresidencia en el 2016.
Arthur Charlan Teólogo y escritor Director del diario digital «The Traditional Post y Revista Identidad» 22/08/2020
