La independencia económica y el ahorro energético

Todas las personas aspiramos a ser económicamente independientes, a gestionar nuestros propios asuntos financieros, a pagar el alquiler o una hipoteca, y desde luego a controlar nuestros ingresos y...
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Todas las personas aspiramos a ser económicamente independientes, a gestionar nuestros propios asuntos financieros, a pagar el alquiler o una hipoteca, y desde luego a controlar nuestros ingresos y nuestros gastos. Esa independencia nos concede plenitud emocional a múltiples niveles, ya que, cuando llegamos a cierta edad, no queremos depender de otros, sino de nosotros mismos. Sin embargo, todo esfuerzo por alcanzar esa individualidad conlleva una cara oscura, y es en sí la dificultad añadida de tener cuidado con nuestro dinero, ya sea en el alquiler mensual en sí o si decidimos ahorrar la factura de la luz.

Por lo general, los primeros meses como personas cien por cien independientes, tanto en el aspecto del espacio como en el económico, suelen ser de ensayo y error. No estamos acostumbrados a gestionar nuestros propios fondos, y a tener que adaptar todo nuestro modo de vida a nuestro trabajo y a nuestros ahorros, si es que los tenemos. De nosotros depende absolutamente tanto el ahorro del consumo eléctrico como el control del consumo de agua, el control de internet, el pago periódico de la cifra de alquiler, etc. Al principio puede resultar abrumador, y seguramente nos equivocaremos con el cálculo muy a menudo. Pero todo eso nos aportará experiencia.

Nos estamos centrando en el ámbito doméstico, pero puede que, por los motivos que sea, sobre todo si decidimos crear nuestro propio negocio, experimentemos un vértigo similar al crear la empresa. Debemos tener en cuenta los gastos derivados del alquiler de un local, la contratación de empleados, la creación del branding y las campañas de marketing, así como las cuestiones del ahorro de luz en empresas, muy importantes si por ejemplo en nuestra oficina hay equipos informáticos.

No es nada sencillo sacar adelante un negocio cuando tenemos que controlar todas esas cosas, aunque en este caso sí podemos contratar a otras personas para asignarles a ellas tareas tan fundamentales. No obstante, puede que tarde o temprano vivamos en pareja o con otra persona. Es entonces cuando sí podemos plantearnos no solo dividir los gastos, sino permitirnos asumir solo la mitad de las responsabilidades.

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