Conversación tranquila de @jmfrancas con Juan Benavides Delgado. Catedrático de comunicación de la Universidad Complutense e investigador en temas relacionados con los Medios, la comunicación comercial y corporativa que colabora en la Cátedra de ética económica y empresarial adscrita a la Universidad Pontificia de Comillas en temas de RSC y ética.
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JMF: Viendo la prensa española cada día, ¿dónde está la ética?
Juan Benavides: Es muy difícil encontrar la ética.
JMF: Pero el hombre sin ética es una bestia, ¿no?
Juan Benavides: Bueno, digamos que una persona sin ética es alguien desconcertado, con objetivos en el corto plazo y determinados por sus aspiraciones y deseos personales. Una persona sin ética queda determinada por lo pulsional, por lo irracional y lo que es peor por un comportamiento que no cabe definir porque siempre cae en la paradoja y la contradicción. Es una cuestión de aprender a relacionar el comportamiento con los principios y los valores.
JMF: ¿Etica y política son excluyentes?
Juan Benavides: Bueno en realidad, a mi modo de ver, la política que nos ha tocado vivir ha excluido la ética a la hora de establecer estrategias que ponen por encima ambiciones personales y ver el modo de conseguir los objetivos por encima incluso de la equidad y el equilibrio que siempre necesitan los ciudadanos.
JMF: ¿El fin, mantenerse en el poder, justifica los medios, hacer lo que haga falta?
Juan Benavides: En cierto modo es así. Por supuesto el político nunca aceptaría esa afirmación, pero la realidad de lo que estamos viendo lo confirma. Muchas veces me asombra el grado de cinismo de los responsables políticos a la hora de justificar sus propias acciones o la de sus ministros con tal de mantenerse en el control del poder. Y hacen precisamente lo contrario que habían criticado meses atrás cuando no gobernaban. Una verdadera pena que lleva al ciudadano a reírse de la ética o de los principios que dicen defender los políticos. Esa situación lejos de arreglar nada complica la comprensión de la cultura política por parte del ciudadano que normalmente está en otros temas.
JMF: ¿Se vale mentir en la cosa pública?
Juan Benavides: Es que la palabra «mentir» ha perdido su significado; igual que otras palabras que tampoco tienen significado ni sentido en la vida política: verdad, justicia, equidad, igualdad… Se ha creado en la política un lenguaje insulso y pobre, más propio de las cabeceras mediáticas y con la necesidad de asombrar, entusiasmar, persuadir…, etc. en el corto plazo. Es un lenguaje pobrísimo, donde se busca el titular y poco más. A veces me sorprenden las declaraciones de los político o del propio gobierno que, a mi modo de ver, no saben expresarse ni hablar; han perdido la profundidad y precisión del lenguaje castellano y lo están disolviendo en cuatro frases o palabras absolutamente vacías y determinadas por estrategias ideológicas de muy corto alcance.
JMF: Yo ni siquiera entiendo que en un juicio un condenado pueda mentir, ¿no marca la licitud de la mentira esto?
Juan Benavides: Entiendo que ese tema toca otros contextos de la vida social, pero efectivamente entiendo que una persona cuando habla debe mantener siempre el objetivo de la veracidad de sus palabras. Hace muchos años en el ámbito de la filosofía -incluso en el de la propia literatura-, se ha debatido la pérdida del «lenguaje privado» frente al público y ahora el propio «lenguaje público» está perdiendo claridad y precisión y, lo que es más grave, sentido. Por eso hay muchas cosas que son difíciles de entender como la que indicas con tu pregunta.
JMF: Hablando de palabras y pérdida de significado y yéndome a tu terreno, la Universidad, ¿Master es sinónimo de cachondeo intelectual?
Juan Benavides: No, en absoluto. Pensar así es dar un ejemplo de lo que acabo de comentar. Yo he impartido clases en diversos master y siempre he observado rigor, control del alumnado, etc. Otra cuestión es el problema de los «listos», -que siempre los hay en todas las organizaciones-, que pueden aprovechar un truco legal o lo que sea y montar su «chiringuito». Ese es otro problema, por lo que no me atrevería nunca a generalizar y relacionar el master con la chapuza de unos pocos que han sido suficientemente listos para engañar a las instituciones en las que trabajan.
JMF: Y, ¿hay doctorados de ‘corta y pega’?
Juan Benavides: Yo no los he conocido. He dirigido y co-dirigido muchas tesis doctorales en mi carrera universitaria, ya terminadas; también he asistido a innumerables defensas y siempre he observado un trabajo riguroso y correcto al amparo de la legislación y las normas de cada universidad. Otras cosa son las excepciones. Las excepciones por desgracia siempre caben en cualquier organización humana, pero cuando esto sucede o se descubre -yo lo he presenciado en mi carrera universitaria-, las tesis no se han defendido, se han retirado o se han suspendido. La tesis del Presidente de Gobierno,-que apenas he leído (no soy un experto en esos temas)-, me parece que entra en el apartado de las «excepciones» que te acabo de comentar.
JMF: Pero después del ‘affaire’ de los masters y el doctorado del presidente de Gobierno, ¿cómo queda el prestigio de la Universidad española?
Juan Benavides: Realmente no es un tema que haya seguido de cerca. La triste realidad es que el ejemplo que se esta dando con esta cuestión hace mucho más daño a la Universidad de lo que las personas creen; y este daño es del todo injusto.
JMF: Después de lo conocido de la tesis de Pedro Sanchez, ¿entiendes el silencio de la Universidad Camilo José Cela?
Juan Benavides: Me sorprende mucho; pero por lo que te acabo de decir, desconozco las normas o reglamentos internos de dicha universidad. Desconozco si tienen o no los censores previos que los departamentos universitarios tenemos (al menos en lo que yo he conocido de mi universidad y de otras) a la hora de analizar una tesis previa a su defensa pública, el modo de constituir los tribunales, etc. etc.
JMF: ¿Hay endogamia en la universidad española?
Juan Benavides: No de manera general; tu pregunta es excesivamente amplia como para decirte si o no. En cualquier caso todas las organizaciones tienen sus modos y formas de endogamia corporativa; decir lo contrario es negar la verdad. Pero respecto al proceso de una investigación doctoral la Universidad se está jugando su prestigio como partícipe de la investigación. La tesis doctoral es un producto importantísimo de toda Universidad de cara a lo que ofrece a la sociedad, la primera gran aportación de sus investigadores. No cuidar eso es una falta grave. Por eso te he comentado que siempre he observado mucho control y rigor en los procesos de las Tesis doctorales en las que he participado en mi Universidad.
JMF: Gracias Juan, no te quito más tiempo, nos queda una charla tranquila sobre la universidad española, un abrazo.
Juan Benavides: Gracias a tí. Espero haber sido útil. Un abrazo
