EXHORTACIÓN A DEFENDER NUESTRA FE CRISTIANA
Las campanas de las iglesias suenan en toda Europa. Tanto en pueblos con encanto como en grandes ciudades, las campanas suenan. En la pequeña ciudad antigua de Beynac, la iglesia en el majestuoso castillo medieval en la colina comienza su «canción» a las 7 am. con un ritmo continuo y encantado de repique durante varios minutos. Suena cada hora y media a lo largo del día hasta que da paso a la noche a las 7 con el mismo ritmo que saludaba a la mañana.
Las campanas están en todas partes: Irlanda, Escocia, Gales, Inglaterra, Francia, Italia, España, lo que sea. El melodioso sonido de las hermosas campanas de la iglesia resuena hasta donde alcanza el oído. El problema es que no hay nadie en casa.
La cristiandad está siendo atacada y golpeada en Europa con puño de hierro por varios frentes liberales. La globalización ha estado orquestando desde hace décadas un plan estratégico para acabar con la fe de millones de creyentes, en cada país con matices propios. No importa si eres, decente, productivo, y admirable, solo serás juzgado por tu religiosidad y tu verdadera afiliación a ella. Tú lealtad al nuevo orden mundial se pondrá en duda, y tu vida en juego, incluso es posible que con el tiempo seas vigilado y desterrado. Tal como están las cosas, un diálogo nacional es inviable a estas alturas. Cada uno trata de darle sentido desde su perspectiva, pero ni es concebible una alienación ideológica al pasado franquista, e inaceptable la vía de la izquierda pseudocomunista.
La única vía aceptable se encuentra encuadrada dentro de los verdaderos principios escriturales de los libros canónicos, y me estoy refiriendo a los principios éticos y morales de las Sagradas Escrituras, y por tanto tiempo denostado por todos los estamentos y partidos políticos, como por una gran parte de la sociedad que los ha enterrado sin más motivo, que el olvido consciente de la memoria histórica. España siguiendo el ejemplo de los países de la Comunidad Europea occidental, ha ido sucumbiendo al liberalismo, y al saqueo memorístico de los valores tradicionales judeo-cristianos. Los ha ido convirtiendo en recuerdos de un pasado sin nombre, involucionando a través del nuevo lenguaje de la globalización y a las almas vendidas del Cuarto Poder, me refiero a los medios de comunicación. Por otro lado, existe una peligrosa falta de comunidades cristianas que se apoyen, desafíen y se hagan responsables mutuamente. Igual de inquietante es la práctica cada vez mayor de algunos clérigos de pervertir la Verdad en un mensaje sin sentido de «sentirse bien» para llenar los bancos y las arcas. Una teología cristiana diluida que predica que «todo está bien» puede traer cuerpos cálidos en la puerta, pero cuando no se enseña el evangelio comprensivo que habla de todos los aspectos de la vida, la gente abandona el edificio todavía en busca de respuestas a los problemas personales que los engulle. Cristo en toda su gloria debe estar al frente y al centro; cuando no lo está, «ir a la iglesia» se convierte en otra tarea.
La venta ambulante de agravios contra el cristianismo es variopinta, llena de matices ignorantes con los cuales se podría pintar un lienzo en blanco, para después decapitarlo y quemarlo en la plaza mayor de cualquier gran ciudad. Es hora de sacar la artillería, las ametralladoras: lápiz, papel, la antigua máquina de escribir Olivetti guardada en el desván, o siendo más modernos y precisos, el ordenador de mesa, la tablet o simplemente el movil. Desenfundemos sutilmente la verdad verborreica que solemos callarnos, y guardamos dentro, manifestemos nuestra verdad al mundo para defender nuestra fe, nuestras creencias y nuestras tradiciones. No estaremos de acuerdo en todo, claro está, pero los matices, tan llenos de colores son los que nos hacen fuerte a la hora de prestar batalla, y ser verdaderos atalayas y apologistas de la verdad inescrutable. ¿Cómo llegamos a este valle de lágrimas? ¿Dónde comenzó todo? ¿Cuándo se pusieron a la venta las iglesias por Internet? Defendamos con fuerza y ahínco la familia, los niños, el matrimonio, nos dejemos títere sin cabeza, seamos agresivos en la defensa, no apliquemos violencia, no seamos como los lanzagranadas, e incendiarios podemitas.
Mientras el mal cabalga entre nosotros, la fe en Dios está siendo reemplazada por «espiritualidad» y las generaciones más jóvenes están obsesionadas con encontrar actividades que las hagan felices en lugar de hacer el arduo trabajo de buscar la verdad que conduce a un gozo profundo y permanente. A medida que nuestra cultura se vuelve cada vez más secular, la parte más triste no son los bancos vacíos; es que nos estamos convirtiendo rápidamente en una nación de almas vacías.
La conclusión, sin embargo, es simple: predique la verdad completa de Cristo, con amor, y ellos vendrán. La buena noticia para los Millennials, para la Generación Z, para los estadounidenses, los europeos y todas las personas que viven en los «cuatro rincones de la Tierra» sigue siendo la Buena Nueva, que es el evangelio de Cristo. Solo cuando los pastores comiencen a enseñar a Cristo en su plenitud, las iglesias experimentarán un nuevo despertar. Solo cuando la iglesia sea realmente la iglesia, las campanas se convertirán en el dulce canto que atrae a los fieles y a los perdidos por igual a un lugar de esperanza y amor duradero.
Arthur Charlan
Teólogo y escritor / Director del diario digital «The Traditional Post y Revista Identidad» 17/08/2020
