EL MACHO IBÉRICO 3/3

Ensayo Nunca he sido una mujer, siempre he sido un ser humano. Son los demás los que me quieren ver como un par de jambas sin cabeza. Al hombre que...
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Ensayo

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Nunca he sido una mujer, siempre he sido un ser humano. Son los demás los que me quieren ver como un par de jambas sin cabeza.

Al hombre que se le extirpa la próstata queda impotente, no se le pone dura o su pene no recupera la dureza como para realizar una penetración, que salve el coito tanto vaginal como anal. No obstante su potencia sensual, sexual, erótica e inclusive pornográfica, lejos de desaparecer, puede mantenerse e inclusive recuperar nuevas formas de practicar el sexo. Si se masturba o se excita, motiva y estimula, puede obtener el mismo orgasmo que antes, salvo la eyaculación. “Es una corrida en seco”; obteniendo ventajas puesto que las felaciones son más higiénicas. Si responde al medicamento puede obtener una erección satisfactoria o puede aplicarse otros medios para hacer que por el pene vuelva a correr el caudal de sangre capaz de articular con los músculos una erección adecuada para satisfacerse y satisfacer a su pareja. El hombre sigue siendo tan varón como antes de la intervención. La ciencia y el progreso, en este caso, juegan a favor del macho ibérico.  Siempre de forma oculta, lejos de reconocer que él también necesitaba de ayuda en su virilidad. En este texto no es posible situar las acciones en el mismo tiempo del verbo, porque no siempre podemos hablar del pasado como superado ni incluir al futuro en una conducta general.

Seguidamente nos vamos a detener en la peripecia que pudo acompañar al macho ibérico, en su largo caminar, conquistando las últimas décadas del siglo pasado. Es fácil intuir la frustración que vive un hombre que habiendo tenido como modelo al macho ibérico, con el devenir del tiempo observa que siente una inclinación por el mismo sexo. Soltero o casado y después de tener relaciones heterosexuales, se plantea dar rienda suelta a su libre decisión, al margen de prejuicios y complejos. Después de un sedimento en sus reflexiones, descubre que su puesta en escena se había montado sobre un guión que no era el suyo. Estaba interpretando un personaje que al menos podría no ser el único que él deseaba. Y decide probar. Busca a otro macho ibérico y se encuentra con un hombre, sin más. Hombre como él aunque un poco menos macho. Los besos, las caricias, los masajes, los abrazos, las felaciones, las posturas, “el 69”, las mutuas masturbaciones, en fin, todo un mundo de sensaciones sensuales, sexuales, eróticas y genitales nuevas y consumadas con su mismo cuerpo. Apartándose lejos de las costumbres tribales, de la manada, del macho patrón, del macho ibérico. 

El macho ibérico descubre una oportunidad para sacar partido al resto de su cuerpo. Ahora el hombre sin más apelativos que investiga su cuerpo solo o con su pareja, sea mujer u otro hombre, descubrirá la caja de sorpresas que es el cuerpo humano. Y que los prejuicios sociales y los complejos personales de tamaño y rendimiento, se pueden superar. El hombre que explora su cuerpo puede descubrir que, aquel que mantenía que: “por su culo nadie le metía ni el bigote de una gamba”; si al mismo tiempo de masturbarse, estimula su ano y se penetra poco a poco de forma suave con sus dedos, puede alcanzar un doble orgasmo; en su miembro viril y en el interior de su ano, provocando unos espasmos en los esfínteres anales igualmente placenteros. El colmo de un macho ibérico es haberse encontrado su propio punto “G”. Estas sensaciones rompen en mil pedazos el perfil del macho ibérico. Pero si este doble orgasmo viene dado por la penetración de otro hombre, estimulándose al mismo tiempo, entonces, podemos hablar del comienzo de la extinción de la especie.

Pero que no cunda el pánico, situados ya en el siglo XXI, el macho ibérico ha tenido capacidad suficiente como para inmunizarse para ciertos cambios. Ha maquillado su imagen y hasta se ha feminizado. Gasta pendientes, acude a peluquerías unisex, no discrimina colores; el rosa, el fucsia, el amarillo tiñen su nuevo vestuario. Los cuerpos velludos como auténticos osos pardos, tornan ahora en efebos barbilampiños, a través de una operación depilatoria a base de láser. Y las recias barbas salvajes, se cambian por bigotes y patillas con serpenteantes cenefas. Las sienes plateadas quitan años al macho ibérico; mejorando las técnicas de seducción. La igualdad entre los sexos ha permitido que la mujer asuma roles masculinos y el macho ibérico, disimule su afán de dominio y posesión. El mayor enemigo del macho ibérico es la libertad y la igualdad de derechos entre los seres humanos. Una política que se manifiesta como hostil al machismo, es el reconocimiento de los derechos de los homosexuales; igualando los matrimonios civiles de hombre y mujeres, ha supuesto un marco que es difícil que la sociedad retroceda a los tiempos pasados. La educación insiste en la igualdad desde niños; el respeto y la libertad sexual; la protección de la mujer como víctima aunque no la única del machismo, y por último la participación de la mujer como la mitad de todas las facetas de la vida social. Efectivamente, como decíamos más arriba, la mujer no es la sola víctima del machismo. Todo aquel que ejerza las funciones sexuales de forma diferente a él, es perseguido y anulado. El macho ibérico no soporta que otro hombre se sienta sexualmente realizado y sentimentalmente amado; sintiendo placer también a través de otras partes del cuerpo. Como son: La penetración anal, de forma activa o pasiva. Los besos entre hombres y las felaciones y masturbaciones mutuas. Llegado el momento se han cometido verdaderos crímenes sexuales agrediendo a hombres por el hecho de haber utilizado fórmulas de amar diferentes a las tradicionales del macho ibérico. Pero si tenemos que llegar alguna conclusión que sea tangible y fácilmente constatable, el macho ibérico no ha desaparecido; su capacidad de adaptación ha sido asombrosa y no pocos ejemplares han evitado la desaparición de este genuino espécimen. Sus formas son adaptadas a los tiempos, pero su camuflaje y su capacidad camaleónica no le ocultan de las vistas de la sociedad.

El macho ibérico goza de buena salud. La potencia sexual sigue siendo una competición sin respeto al otro. Cuando se habla de los órganos sexuales, del hombre naturalmente, da la sensación de estar escuchando datos del museo de pesas y medidas. El macho ibérico sigue su presa para “tirarse a esa tía que está de puta madre…” El va “a follar”, no a realizarse sexualmente. Impone sus artes de pesca, sin admitir la prevención de enfermedades y de embarazos no deseados. Y lo que es más grave, sigue sin admitir que haya un hombre que siendo de su mismo sexo, pueda preferir otro hombre y no una mujer. Sigue empeñado en que todos los hombres tiene que ser como él; viviendo en su misma tribu donde el macho ibérico es más hombre y más macho. No utiliza argumentos. El macho ibérico es portador de los valores eternos de la arcaica Iberia. El hombre único, la familia única, el clan único, su rol de jefe de la manada, la sumisión de la mujer como garante de la prole a través de la procreación. También se comporta como tal aunque haya aceptado que es homosexual. Siempre se comportará con su pareja hombre de igual manera. Como propiedad suya.

El macho ibérico convive con nosotros y sólo tiene vocación de camuflaje. No de adaptarse. Ahora la manifestación del comportamiento del macho ibérico, salta a las páginas de los medios de comunicación cuando el machismo se desborda y supera las cotas del respeto y se convierte en criminal agresión, extorsión y provocación. Este extremo al cual puede llegar el comportamiento patológico del macho ibérico, conocido como machismo, siempre ha existido pero es ahora cuando la sociedad ha tomado conciencia de ello y las leyes están ejerciendo una pedagogía de prevención. Si observamos su comportamiento, varios son los factores que desencadenan un desenlace trágico: Los prejuicios tribales, el “qué dirán de los demás”. Los complejos, bajo nivel de autoestima y aceptar que es inferior que los demás machos y por último, los celos. La mujer es propiedad del macho ibérico. “Mía o muerta…” 

El macho ibérico sobrevive a sus adversarios; la libertad sexual, la igualdad entre los sexos y la emancipación de la mujer. Pero su poder sigue ejerciéndolo entre las sábanas de los lechos conyugales; la permisividad de la sociedad, que lejos de hacerle frente, le ríe sus esperpénticas grandezas. Muchos secretos de alcoba son la frustración de muchas mujeres. El genuino macho ibérico se comporta igual, tanto si su pareja es una mujer, como si lo es un hombre; su conducta se mueve muy bien en la clandestinidad, en la falta de verdad y dentro del armario. El macho ibérico tiene una característica muy peculiar, su honor está en sus atributos genitales. “Por encima de sus cojones no pasa nadie”. Por último, hablando del macho ibérico, es obligado mencionar aunque no haya espacio para extenderse más, al personaje creado por la literatura española. Tirso de Molina crea al Burlador de Sevilla y de la pluma de José Zorrilla, surge Don Juan Tenorio. Tanto uno como otro se refieren al mismo Don Juan. Un macho ibérico seductor de las mujeres a modo de trofeos, pero incapaz de enamorar a una mujer. Solamente el haber vivido muchos años entre este espécimen, ha sido posible trabajar en este ensayo.

 

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Periodista y amante del relato corto y del ensayo. Como escribía Unamuno: "Mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad" Condeno con todas mis fuerzas el genocidio franquista desde 1936 a 1975.

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